Vivimos en un momento de transición sin precedentes en las empresas, donde las antiguas fórmulas de productividad se están quedando obsoletas frente a las nuevas demandas de los profesionales.
Este cambio generado por un choque generacional y de mentalidad desafía la estructura tradicional de liderazgo obligando a las empresas a replantearse sus modelos de gestión.
La pregunta ya no es si deben adaptarse, sino cómo hacerlo de manera efectiva.
CUATRO EVIDENCIAS
1. Las nuevas generaciones, parte creciente de la fuerza laboral, quieren “trabajar menos y vivir mejor”. Para ellos, el éxito no se mide por las horas de oficina, sino por el reconocimiento del impacto de su trabajo y la calidad de vida que pueden mantener.
2. La inteligencia artificial ha redefinido qué tareas requieren intervención humana. Lo que antes tomaba días de trabajo manual, ahora se resuelve en minutos con algoritmos sofisticados, permitiendo que los profesionales se enfoquen en aportar valor con iniciativas más estratégicas y creativas.
3. Los modelos de presencialidad flexibles demuestran que la clave para generar productividad no está en el "dónde", sino en el "cómo". La pandemia aceleró esta transformación, dejando en evidencia que muchas empresas pueden operar de manera eficiente sin la necesidad de que sus empleados estén físicamente en la oficina. Los modelos híbridos y remotos han pasado de ser una alternativa a convertirse en un estándar en muchos sectores.
4. Aparecen alternativas Interim y freelancing, atractivas para profesionales y empresas desde la perspectiva de entrega de valor por proyectos específicos, con equipos que se forman y disuelven según las necesidades, reuniendo expertos sin limitaciones por sexo, edad o geografía.
DESAFÍO SERVIDO
Pierden relevancia modelos de gestión donde el control presencial garantiza resultados, buscando motivación basada en oficinas confortables y beneficios en especie, pero dejando de lado otros aspectos clave como escucha, confianza o retroalimentación.
El talento joven, insatisfecho con la inercia de gestiones obsoletas, abandona las empresas en busca de oportunidades que se alineen mejor con sus valores. Los datos confirman, más absentismo, fuga de talento y menor compromiso.
Tampoco mejora la situación con las nuevas generaciones directivas sin experiencia previa ni referentes en sus antecesores que muestren un camino adaptado a esta situación.
En definitiva, las cúpulas ejecutivas independientemente de la generación navegan en aguas desconocidas sin brújula hacia el nuevo contexto.
BUENAS NOTICIAS
Ya hay empresas abrazando este cambio de paradigma, implementando innovadores modelos de gestión sobre los pilares de empleados que se responsabilizan en la entrega de valor consiguiendo:
LA NUEVA PRODUCTIVIDAD
Pasa por dejar de controlar la realización de tareas y empezar a valorar el impacto generado sin importar sexo, edad o lugar.
Las compañías que abracen modelos de gestión más flexibles y ágiles, que potencien la colaboración entre generaciones y alineen las metas individuales con los objetivos estratégicos de la empresa, no solo evitarán fuga de talento, sino que también lograrán procesos más eficientes y un compromiso genuino por parte de sus equipos.