La digitalización nos obliga a todos a actualizarnos: jóvenes y seniors. Y el hecho de que esta tecnología sea realmente nueva nos pone a todos en el punto cero. Se cuentan con los dedos las personas que saben de IA desde hace más de cinco años. Incluso estos profesionales, si no se actualizan, dentro de dos años verán cómo su conocimiento vale muy poco.
Y aquí está la grieta por la que se cuelan las oportunidades reales: en un mundo donde todos debemos reciclarnos, quienes decidimos hacerlo más rápido y con disciplina tenemos ventaja.
En programación esto ocurre desde hace años, y lo he visto de primera mano y en diferentes países: cuando una empresa necesita a alguien que sabe, sabe. Punto. Allí desaparecen el género, el origen, la edad o la apariencia física. Solo queda la verdad profesional.
Recuerdo una llamada, en concreto, para consultarnos por un par de alumnos nuestros que estaban en proceso de selección. Uno tenía 25 años, y el otro 40, sin conocimiento previo en programación (era realmente junior, hasta que decidió convertirse en programador). Preguntamos cuál de los dos había rendido mejor en las pruebas prácticas. Nos contestaron: el segundo. Les dijimos: “Entonces, ¿qué buscáis? ¿A un joven o a un buen programador?”. No dudaron, y contrataron al joven de 40 años. Sí, joven, porque a esa edad decidió convertirse profesionalmente. Hasta hoy, seguimos en contacto con él, y su carrera ha sido brillante desde entonces. No sé si volvió a pinchar música como hobby, pero trabajo, desde entonces, no le ha faltado.
Ahora vivimos nuevamente otro de esos momentums que abren el mercado laboral tecnológico. Se buscan desesperadamente profesionales que conozcamos la IA con solidez, en todos los niveles: desde ingenieros de IA hasta usuarios avanzados de prompting, automatizaciones e IA aplicada.
Hagámonos uno de ellos. Elijamos aprender. Elijamos actualizarnos. Elijamos no renunciar. La decisión de formarnos, renovarnos y abrir puertas nuevas no pertenece al mercado. Pertenece a nuestra voluntad, a nuestra lucidez y a nuestra hambre de futuro.
No es nuestra edad lo que nos hace “viejos”. Es nuestra capacidad de reciclarnos, de renovarnos, de redescubrirnos como profesionales en los diversos mundos que están surgiendo —y seguirán naciendo—. Porque una de las ventajas, y a la vez desventajas, del momento actual es su velocidad y su renacer incesante. Cada día nace una tecnología nueva y, junto a ella, una necesidad nueva de profesionales que decidamos aprenderla para poder trabajar con ella.
Si nos fijamos, en esta ecuación no se menciona “gente joven”, sino personas que la aprendan y la dominen como profesionales, porque sabemos que es imposible conocerla de antes.
Suma las novedades de la IA a tu sector profesional
Sea cual sea nuestro conocimiento, sumemos las novedades de la IA a nuestro sector profesional y convirtámonos en el talento más nuevo del mercado. Y sabemos que, cuando eso ocurre, las barreras del edadismo se flexibilizan.
Ahora bien, hacerlo ahora no es lo mismo que hacerlo dentro de diez años. Estas brechas se abren durante un tiempo… y luego se cierran.
Hay formación accesible, incluso gratuita. Hay oportunidades en reconfiguración permanente. Hay oportunidades que nadie está cubriendo. Pero ojo: diferenciémonos. No hablamos de conocimientos superficiales. Un curso gratis de dos horas, abierto para todos, no nos dará un diferencial frente a quienes hicieron el mismo curso superficial. Si nuestro foco es aprender IA como herramienta de empleabilidad, las oportunidades existen, pero requieren cierta profundidad. Nadie paga por conocimiento superficial, sino por quienes saben más que otros y son capaces, con ese conocimiento, de resolver problemas reales.
Las empresas pagan por reducir su carga operativa. Y estas herramientas, ahora mismo, sobre todo si trabajamos en áreas como:
…Son especialmente transformadoras. La automatización es clave. Y si somos de esos profesionales capaces de ayudar a la empresa a resolver el verdadero desafío de reducir su carga operativa —y podemos demostrarlo—, nuestra edad dejará de importar.
Emails repetidos, informes, actualizaciones de bases de datos, seguimiento de tareas, documentación, validaciones… Todo eso se puede automatizar.
Las empresas suelen recuperar entre 5 y 10 horas por persona a la semana. Y si demostramos que somos quienes pueden generar este beneficio, nuestra edad dejará de ser un obstáculo.
Lo único que no podemos permitirnos es desaparecer en la narrativa de otros.
Y dejemos a los demás, con nuestros hechos y nuestro conocimiento, sin argumentos.
Adriana Gonçalves Botelho, CEO de Keep Coding. Adriana se destaca como una líder innovadora en el mundo de la tecnología y la educación. Bajo su liderazgo, KeepCoding se ha consolidado como un referente de excelencia, formando a programadores, desarrolladores y profesionales de IA y del sector tecnológico en general.