Tú también puedes ser un profesional que vive de lo que ha aprendido

Tú también puedes ser un profesional que vive de lo que ha aprendido

El mundo evoluciona a una velocidad que a muchos cuesta seguir. Y aunque las empresas se estén subiendo a esto de la tecnología, muchas no terminan de entender los cambios que se están produciendo en las personas.

Porque la realidad es que, aportar valor en este contexto no es tarea al alcance de todos. No basta con conocer metodologías y herramientas. Las empresas necesitan el apoyo de profesionales que combinan visión, experiencia y conocimiento de las personas.

Por eso, cada vez más, buscan como referencia a esos profesionales que comparten lo que saben y lo que siguen aprendiendo (de ahí lo de “know”, conocimiento. Y que lo hacen a su modo, desde cualquier sitio y con cualquier tipo de relación profesional (de ahí lo de “mads”, de nómadas).

¿Cómo y dónde se aprende a ser un knowmad?

La buena noticia es que cualquier puede hacerlo. Porque no es una cuestión de titulación, ni mucho menos de edad. De hecho, aquí la edad pudiera ser un gran valor .

Porque sólo quien lleva años de recorrido profesional y ha pasado por muchos cambios, es capaz de mirarse hacia dentro para, tirando de eso que ya sabe hacer bien, ir incorporando sin miedo ni perjuicios nuevas herramientas y aprendiendo a reenfocarse hacia propuestas que puedan funcionar en un contexto actual.

¿Cómo combinar lo que ya somos con capacidades que nos desarrollen hacia ese perfil Knowmad que es capaz de vivir de su conocimiento?

Además de apetito curioso y ansia de aprendizaje, asumiendo que éste ha de ser constante y que está en todas partes, y haciendo de esa capacidad para actualizarnos el eje de nuestro valor como profesional, hay tres claves que son imprescindibles

·         Cierta Alfabetización digital . Sin pretender ser un experto en todo, hay que dominar las herramientas digitales básicas: internet, las redes sociales, las libretas digitales y ciertas herramientas para descubrir y curar contenido formativo interesante.  Solo así podrás bucear en fuentes y temas diversos, tomando de aquí y de allá ideas que extrapolar a tu contexto, de manera ordenada y eficiente. Y sobre todo, sin volverte loco.

·         Mucha comunidad. Las ideas surgen de tu conocimiento pero también (y sobre todo) de lo que te aportan las personas con las que contactas. Una presencia activa en las redes para crear tribus alrededor de todo tipo de perfiles e intereses y cultivarlas con mimo es la segunda de las claves.

·         Una total vocación de servicio , demostrando con hechos tu capacidad de ayudar y tu convencimiento de que las personas son importantes. Aprender a escuchar de forma activa sin prejuicios lo que otros pueden aportar es imprescindible. Reducir a la mínima expresión el «yo» en beneficio del grupo o de la comunidad es el último de los principios básicos.

¿Fácil no? De verdad que todos podéis hacerlo.

Si te vas a animar, déjame que te dé dos recomendaciones

1)    Sólo podrás hacerlo si tú te lo crees.

Porque, aunque querer no siempre es poder, no querer es seguro no poder.

Para empezar, nada mejor que cultivar una “mentalidad de crecimiento”. Porque tu mentalidad determina tu manera de afrontar la vida y, si en los cambios,  ves oportunidades  o  te riesgos.  Las diferencias no las marcan lo que sabemos, sino lo que creemos.

La clave de una mentalidad de crecimiento es el convencimiento de que nuestras habilidades y capacidades pueden desarrollarse durante toda la vida. Así que olvida eso de que ya no puedes cambiar lo que eres capaz de hacer. Y prepárate para acoger con naturalidad los tropiezos y las emociones negativas que llegan en el proceso.  

Hazlo con actitud abierta, sin perjuicios ante lo nuevo. Y aunque nunca hay recompensa garantizada, si disfrutas del placer del intento, ya habrás ganado y crecido.

En lo más tangible, el camino va de:

·         Obligarte a probar cosas que te incomodan o que no he hecho nunca, solo para ver qué eres capaz y entender cómo me sientan. No cuentes únicamente con tu juicio, busca que sean otros quienes te digan qué tal lo hiciste.

·         Combinar aprendizaje con resultados . Apuesta de vez en cuando a lo aseguro, pero sé consciente de que no puedes repetir indefinidamente esquemas que no evoluciones. Mejora lo que aún funciona.

·         No tener demasiados objetivos o no enunciarlos de un modo muy cerrado. Desde luego no esperes a cerrarlos para comenzar a caminar, son la excusa perfecta para no hacer nada. Empieza dando pasos, permítete el dejarte liar por lo que te vas encontrando. Y también, por supuesto, descansar y retroceder.

·         Valorarte, animarte y tratarte bien . Abusa del aún y del todavía. «No soy bueno en esto … todavía” “No me siento cómoda… aún”. Acepta con deportividad el fallo pero no te perdones el no haberlo intentado lo suficiente.

Dicen que no podrás hacer grandes cosas si antes no las esperas de ti mismo. Pues eso. Cuestión de mentalidad. Te invito a comenzar revisando lo que piensas de ti .

 

2)    Descubre todo lo que no sabes que sabes. Y cómo ponerlo poco a poco al servicio de los demás.

Y para ver cómo lo hace gente como tú, algunos trabajando por cuenta propia y otros por cuenta ajena, unos a tope y otros a tiempo parcial, escucha el podcast Caminos de Knowmad. Un espacio donde aprender cómo es por dentro ese viaje para ser un Knowmad. 

En el episodio 78 ¿Te pesan las canas? ¿Qué oportunidades laborales tienen hoy los seniors? Virginia Cabrera, fundadora de Cultivando Mentes Digitales, y Tomás Pereda, subdirector de la Fundación máshumano, conversan sobre este concepto y cómo los seniors pueden aprovecharlo para mejorar su empleabilidad. ¡Dale al play!